martes, 6 de diciembre de 2011

I Carrera de Montaña "Cerro Marmota"

Uno de los cruces del arroyo Tejada (by Arganzboy)
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Llevaba rondándome hace tiempo la idea de inscribirme en el II Maratón Internacional Ciudad de Castellón. Sería mi tercer maratón del año y un broche de oro para este magnífico año en lo que al correr se refiere. Sin embargo, debido a que en los últimos dos meses mis sensaciones y mis piernas no son las de antes, fui posponiendo la decisión una y otra vez. Después del XXVII Medio Maratón de Córdoba seguía con las dudas. Como la fecha límite de inscripción para ir a echar los higadillos en Castellón era el 5 de diciembre quedaba una última prueba que me ayudaría a tomar la decisión final: la I Carrera de Montaña “Cerro Marmota”.

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1. Datos generales de la Marmota

La Carrera de Montaña “Cerro Marmota” nació por iniciativa del Club Atletismo Colmenar Viejo, el Servicio Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Colmenar Viejo y la Asociación Pablo Ugarte contra el cáncer infantil, a la que se destinó íntegramente todo lo recaudado con las cuotas de inscripción.

Lo primero que conviene dejar claro para que nadie se lleve a error es que, a pesar del nombre, no se trataba de una prueba de montaña sino simplemente de correr por la naturaleza. Había que completar un circuito de veinticinco kilómetros de distancia que discurrían casi en su totalidad por pistas, sendas y vías pecuarias sin ninguna dificultad técnica. El trazado, con salida y meta en el Polideportivo Municipal Lorenzo Rico de Colmenar Viejo, era colindante con el Parque Natural de la Cuenca Alta del Manzanares y atravesaba el Cerro Marmota y el Mirador de Valdeganar. El desnivel positivo de la prueba se aproximó a los 400 metros.

Como alternativa a la carrera, se organizó de forma paralela una marcha senderista en la que se daba a los participantes la opción de elegir entre once o veinticinco kilómetros. Una vez concluidas ambas pruebas, la Asociación Pablo Ugarte ofreció una patatada a todos los inscritos.

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2. Diseccionando la Marmota

La I Carrera de Montaña “Cerro Marmota” puede dividirse en tres segmentos claramente diferenciados:

Los diez primeros kilómetros.- Tras dar una vuelta al polideportivo, atravesar un par de calles y rodear un parque próximo, proceso en el que se invierten aproximadamente unos dos mil metros, se entra en un camino de tierra con una pendiente claramente descendente que se va suavizando de forma paulatina y que llega a su término cerca del punto kilométrico seis. Desde allí y hasta completar los primeros diez mil metros, el terreno es prácticamente llano.

Este primer tramo es el más favorable, cómodo y posiblemente bonito de toda la carrera. El terreno es de tierra dura, uniforme y apenas presenta alguna piedra suelta. Los más llamativo y divertido son los cuatro o cinco cruces que han de hacerse del Arroyo Tejada. Caben dos posibilidades para afrontar esta dificultad acuática. La primera es, ya que el agua apenas llega a los tobillos, atravesarlo a las bravas. La segunda pasa por aprovechar los adoquines ubicados en todos los cruces para salvar el cauce sin tener que chapotear en el agua. Esta segunda opción es más lenta pues hay que aguardar las pequeñas filas de participantes que se agolpan para llevar a cabo la operación pero te evita llevar los "pinrrelillos" mojados durante le resto de la carrera. El elegir una u otra depende de las preferencias y prisas de cada uno. Yo, que soy muy "mirao" para estas cosas, elegí perder un poco de tiempo a cambio de mantener los pies secos.

Del kilómetro diez al dieciséis.- Justo pasado el segundo avituallamiento y una vez cruzado por última vez el Arroyo Tejada, se entra en una fase más “pestosilla” y exigente cuya tarjeta de presentación es una cuesta corta (calculo de no más de cien metros) con una elevado desnivel.

Desde ahí y durante casi cuatro kilómetros, el perfil pica de forma suave pero continuada hacia arriba. El ancho camino de la primera parte deja paso a otro más estrecho y más irregular que en algunas zonas presenta grandes cantidades acumuladas de arena suelta. A esas alturas de carrera se coincide con bastantes senderistas, lo que unido a lo angosto de la vía hace que haya que ir zigzagueando para esquivar a los caminantes.

Alrededor del punto kilométrico 13,500 se inicia un descenso pronunciado aunque sin ninguna dificultad técnica. Son unos dos mil quinientos metros en los que hay que prestar un poco de atención a donde se pisa y en el que los cuadriceps crujen un poquito.

En mitad de la bajada, allá por el kilómetro quince, está ubicado el tercer avituallamiento. Además de poder beber agua en vasos de plástico como en los otros tres puestos que se suceden equidistantes a lo largo del recorrido, en este también existe la posibilidad de echar algo sólido al organismo (concretamente el menú estaba compuesto de plátano y barrita de cereales).

Los últimos nueve mil metros.- Sin duda alguna son los más exigentes, dureza que se acentúa al estar situados al final de la carrera. Lo peor tiene lugar entre los kilómetros dieciséis y veinte y medio. Una subida larga, continuada y muy inclinada, que un primer tramo se desarrolla por un terreno plagado de piedras sueltas de considerable tamaño (mejor buscar los laterales de la vía) y que luego se prolonga por un camino más ancho y con muy buen firme, pone a cada uno en su sitio y hace atisbar las sensaciones y el sufrimiento que se viven en una carrera de montaña.

Mil metros de descanso sirven para recuperar el aliento y relajar un poco las piernas antes de reanudar el ascenso, esta vez más llevadero y por asfalto, que no terminará hasta entrar en el Polideportivo Lorenzo Rico y alcanzar la línea de meta.

Foto cortesía de http://www.forofosdelrunning.com/
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3. Los criadores de la Marmota y los visitantes

La organización del acontecimiento fue muy correcta, más aun si se tiene en cuenta que era la primera edición, y el destino de lo recaudado muy loable.

Las inscripciones, agotadas un día antes de cerrarse el plazo, pudieron hacerse fácilmente por internet. Se dio la posibilidad de retirar el dorsal, la tarjeta chip y la camiseta técnica de regalo la tarde del sábado o la propia mañana del domingo antes del inicio de la prueba. Los que optaron por hacerlo en la jornada dominical tuvieron que aguardar alrededor de quince minutos (en hora punta) en la fila para poder recogerlos.

El cronometraje y el control de paso por cuatro puntos ubicados a lo largo de los veinticinco kilómetros, se realizó mediante el sistema de tarjeta chip. Como uno aprende se sus errores, al ver la tarjetita y el trozo de goma elástica a ella unido, enseguida me vino a la cabeza mi sonrojante "novatada chipera" acaecida en el XXI Cross de la Pedriza y me la coloqué sin dudarlo en mi muñeca izquierda. A la vista de donde ubicaron el transpondedor (alias chip) algunos de los participantes, concluí que mi novatada no fue nada original.

Hubo cuatro puestos de avituallamiento que se ubicaron aproximadamente cada cinco mil metros. En todo ellos se ofreció agua en vaso y en el tercero también existió la posibilidad de degustar un trozo de plátano o de barrita de cereales. Aunque sin duda alguna fue suficiente, creo que sería buena idea de cara a ediciones futuras contemplar la posibilidad de que en los dos últimos (o al menos en el penúltimo) se pudiera contar con bebida isotónica.

El itinerario estuvo bien señalizado y en el pequeño tramo sobre asfalto el tráfico rodado estuvo perfectamente controlado por la policía. En meta, refresco y botella de agua, posibilidad de ducharse, sorteo de jamones y "patatada" final para el que aguantara allí hasta las 14:00h.

En cuanto a los “visitantes” la participación fue considerable. Unos 1.125 participantes disfrutamos de una fresca y soleada mañana invernal, repartiéndonos entre la marcha larga (500), la corta (125) y la carrera propiamente dicha (500). En categoría masculina el vencedor fue Jesús de la Morena, mientras que en féminas la victoria fue para Nerea Martínez.

Dejar aquí constancia de la mala educación de algunos de los participantes que con su comportamiento perjudican la imagen de todos. Durante la carrera encontré tres envases de geles deportivos tirados en el suelo. Señores, esto no es el casco urbano de una ciudad donde con periodicidad los servicios de limpieza barren y limpian las calles. Esto es la N-A-T-U-R-A-L-E-Z-A y si nosotros no tenemos cuidado y cumplimos unas mínimas normas de civismo, nos ganaremos a pulso que carreras como esta dejen de celebrarse. He dicho.

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4. En pocas palabras…

La Carrera de Montaña “Cerro de la Marmota” es una buena alternativa para aquellos que quieran a probar a correr fuera del asfalto pero sin enfrentarse a la dureza de una prueba de montaña al uso. Aún así ha de tenerse en cuenta que se trata de una prueba “larga” y de cierta exigencia, por lo que hay que tomársela con las debidas precauciones.

El perfil
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4. El amarmotado

Pues si, resulté estar "amarmotado" por partida doble. Primero porque apuré tanto para inscribirme en la prueba que finalmente se agotó el cupo de plazas disponibles sin que lo hubiera hecho. Gracias a que Dragonkik55 ofreció un dorsal de un compañero suyo que finalmente no pudo correr, pude hacerlo yo usurpando la identidad de un santo varón de iniciales P.D.V.

Por otro lado, al más puro estilo Bill Murray sigo “Atrapado en el tiempo” en el Día de la Marmota. Las sensaciones siguen siendo las mismas que en las últimas carreras. Noto las piernas cansadas, pesadas y como si estuvieran hinchadas. Para más inri, además el glúteo derecho me fue dando pinchazos durante gran parte del recorrrido.

Y eso que me tomé la carrera de forma muy tranquila. Salí a lo que me pidiera el cuerpo, que tenía la idea de que no iba a ser esforzarme más de la cuenta. Los primeros kilómetros resultaron plácidos pues el terreno acompañaba. Sin embargo a partir del kilómetro diez la cosa empezó a torcerse y, a pesar de que solvente bastante bien el tramo más exigente (del dieciséis al veinte y medio), los últimos cinco mil metros se me hicieron interminables física y mentalmente. Solo espero que el aguantar sin arrugarme (del todo) sirva para que mi cuerpo y mi mente sean capaces de asimilar lo jorobado que lo pasé y me hagan más fuerte cuando en otras carreras lleguen momentos complicados y de sufrimiento.

Finalmente cruce la meta en el puesto 184 de los 474 que completamos la prueba con un tiempo neto por mi reloj de 2:10:15. Si a esto uno que en la segunda parte de la carrera adelanté a bastantes participantes y creo que únicamente fui sobrepasado por dos o tres corredores, llego a la conclusión de que si bien las sensaciones no son buenas los resultados no están tan mal (para lo que soy yo).

En resumen, que retomando el principio de la entrada, decir que la prueba definitiva no fue satisfactoria y que finalmente decidí no acudir al II Maratón Internacional Ciudad de Castellón. A día de hoy y salvo que las cosas cambien, mi idea es que de aquí a final de año solo participaré en el Medio Maratón de Villaverde. Veremos si lo cumplo.

Hasta la próxima. Sed felices.

El recorrido
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