martes, 1 de abril de 2014

Cartel del XXXI Medio Maratón Popular Medina del Campo



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Agudeza visual. Adivínese en menos de treinta segundos quién es el pollo de piernas largas, muslos prietos, zancada recatada y gesto de concentración que aparece en primer término en el cartel anunciador del XXXI Medio Maratón Popular de Medina del Campo. 
 
 
(Posdata: Agradecer a Alberto su comentario en la anterior entrada del blog
 avisándome de esta circunstancia ¡Me ha hecho mucha ilusión!)
 
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sábado, 29 de marzo de 2014

XXX Medio Maratón Ciudad de Zamora

En la Plaza Mayor minutos antes de la salida
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I. Decíamos ayer…
 
Casi tres meses han transcurrido desde mi última aparición por estos lares. Tanto hacía que se me había incluso olvidado la contraseña para acceder al chiringuito. No es mi intención daros mucho la plasta sobre lo acaecido en todo este tiempo, pero si creo que debo hacer un pequeño resumen inicial para que el personal se me sitúe.
 
Después de mi última carrera antes de la del pasado domingo, allá por el lejano mes de noviembre, estuve tres semanas completamente parado. Una vez me dieron los resultados de las pruebas médicas, empecé con una nueva rutina deportiva que incluía nadar (o mejor dicho, pelearme con el agua) tres veces a la semana, acudir al gimnasio siempre que pudiera y empezar a correr poco a poco, incrementando la duración de las salidas paulatinamente. Lo cogí con tantas ganas que apenas descansaba un día de cada diez, y los sábados y domingos hacía triplete: carrera por la mañana y natación y pesas por la tarde. Según fui aumentando el tiempo dedicado a correr, empecé a rebajar las sesiones de gimnasio, de forma que mis por esos días incipientes pechos volvieron a su ser. 
 
Las molestias en la espalda no reaparecieron hasta que alcancé los cincuenta minutos de carrera continua. No obstante decidí no parar aunque si ralentizar mi progresión. Con cabezonería conseguí alcanzar y estabilizarme en los cuatro días de carrera (sesenta minutos), los tres de natación (sesenta minutos también) y las dos horitas semanales de pesas. En lo negativo, también logré convertir las pequeñas e iniciales molestias lumbares en los dolores ya conocidos y sufridos en el último trimestre del año pasado, aunque de momento con menor intensidad. 
 
Y en esas estaba desde hace poco más de un mes cuando hace un par o tres de semanas surgió la oportunidad de pasar un fin de semana de turisteo: teníamos un smartbox de esos para pasar dos noches en un Parador que caducaba el último día de marzo.  Oye, ¿Y si ya que había llegado a recuperar cierto estado de forma, aprovechaba para combinar turismo y probar suerte en un medio maratón? Total, jodido ya estaba, así es que a mucho peor no podía ir. Dicho y hecho. La prueba que supondría mi vuelta al mundo del dorsaleo sería el XXX Medio Maratón Ciudad de Zamora.

Allá por el p.k. 10,500. Foto gentileza de www.zamora24horas.com
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II. Volver al tajo (o mejor dicho al Duero)

La carrera estaba organizada por el Club Deportivo Atletismo Zamora-Repostar y, por lo que leí, estrenaba nuevo recorrido un pelín más céntrico que el anterior, homologado y a una sola vuelta con salida en la Plaza Mayor y meta en la Ciudad Deportiva Municipal de Zamora. Justamente en ésta última recogí la tarde del sábado el dorsal, el chip y la bolsa del corredor que contenía una camiseta, una botella de vino de Toro, un chorizo dulce y un kilo de garbanzos de Fuentesauco.
 
En lo meteorológico, el domingo amaneció fresco, soleado y, lo más importante, sin el viento molesto y frío que había soplado con ganas la jornada previa. Menos mal porque con lo poco resguardado que resultó ser el recorrido, la aparición de Eolo hubiera sido una buena jodienda. Agradecí que la prueba no comenzara hasta las 11:00 h pues así no tuvimos que madrugar y pude disfrutar del desayuno en el bufet del Parador (aunque tuve que contenerme para no ponerme como "el Tato"). Además, como nuestro alojamiento no distaba más de cien metros del lugar de salida, me bastó con dejar la habitación a las 10:45 h para estar en la Plaza Mayor con margen suficiente para calentar y estirar un poquillo.
 
Dadas mis perspectivas para la carrera, me coloqué en los últimos puestos del mogollón de más de seiscientos participantes que íbamos a tomar parte en el XXX Medio Maratón Ciudad de Zamora. El comienzo en plan San Fermín por las calles del centro histórico zamorano fue un tanto agobiante, pero pasados unos cientos de metros enseguida se pudo correr sin apreturas. Tomamos entonces la interminable recta de la Avenida de Requejo primero y de la Carretera de Tordesillas después que nos conduciría hasta las afueras de la ciudad donde, tras un pequeño descenso y un giro a la derecha, comenzaba un tramo sobre carril bici. Estábamos en el p.k. 3,600. Yo iba muy despacio, casi en las últimas posiciones. Debía tener cierta precaución pues no sabía como iba a responder mi cuerpo: en los últimos cuatro meses solo había corrido una vez más allá de sesenta minutos y fue solo siete días antes cuando completé a modo de test setenta y siete minutos de lenta carrera continua. 
 
Los siguientes 4.600 metros se desarrollaban a lo largo del carril bici mencionado anteriormente, por terreno muy llano y solitario pero con cierto encanto, primero a orillas del pequeño río Valderaduey y paralelo al cauce del Duero después. Finalizando este parcial, incrementé ligeramente el ritmo y comencé por primera vez en lo que iba de carrera a recuperar algunas posiciones.

En el momento antes de volver a las andadas (o las corridas)
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En el p.k. 8,200 se abandonaba el margen del Duero para afrontar una subida progresiva y llevadera de unos 2.600 metros de longitud que nos devolvería a las puertas del casco histórico zamorano (sin entrar esta vez en la zona peatonal). Acto seguido, se negociaba un descenso unos hectómetros más corto que la ascensión previa que nos llevaría hasta el extremo oeste de la ciudad, justo al inicio del moderno Puente Nuevo, paso elevado por el que cruzaríamos el río. Estábamos en el p.k. 13,000 y en lo que a mí modo de ver resultó ser el punto más bonito de la carrera. Desde el puente podía contemplarse una bella panorámica con las aguas del Duero en primer término y, un poco más allá elevada sobre la roca, la catedral románica (la más pequeña y antigua de las once que hay en Castilla León) y los restos del castillo.
 
Comenzaba entonces el tramo más pestoso del medio maratón. Los aproximadamente 5.000 metros que había que superar en el área de Zamora que queda ubicada en el margen izquierdo del río, presentaban continuos subeybajas que rompían el ritmo, rectas sin gracia alguna y una ausencia completa del más mínimo atractivo ni animación. Agradecí retornar al Puente Nuevo para cruzarlo ahora en sentido contrario y volver a disfrutar de las bellas vistas. Restaban aproximadamente tres kilómetros para alcanzar la meta.
 
A esas alturas de carrera mis sensaciones eran “mixtas” (por llamarlas de algún modo). Por un lado la espalda jorobaba lo suyo. Esto era lo esperado. El dolor que comenzó en la zona lumbar, luego se extendió al glúteo y, mas tarde, alcanzó la parte delantera superior del muslo derecho y el pubis. Nada nuevo. Lo que si que me sorprendió fue mi forma física. Pensé que la falta de tiradas largas me pasaría factura sobre todo al final del medio maratón, pero sin embargo el transcurso de los kilómetros no me había hecho mella en este aspecto y, aunque sin echar las campanas al vuelo, me encontraba mejor de lo esperado. Posiblemente las sesiones de piscina también habían ayudado lo suyo a adquirir un fondo suficiente. Total que visto lo visto, decidí darle alegría al cuerpo y solté las piernas.
 
Los últimos 3.000 metros disfruté otra vez como hacía tiempo que no lo hacía corriendo. Terreno llano de nuevo, remontando la margen derecha del Duero por las avenidas de Vigo y del Mengue y ganando posiciones como un poseso. Supongo que aquellos que iba dejando atrás pensarían que me había dado una ventolera y me había vuelto gilipollas. El caso es que más contento que un niño con zapatos nuevos alcancé la pista de atletismo, busque a mi hijo entre el público y entré con el de la mano en meta en 1:46:12 (470 de 652) ¿Qué más podía pedir?
 
Cruzada la meta, la organización había dispuesto un suculento avituallamiento que incluía frutas, refrescos, isotónicos, batidos, bollos y dulces típicos de la zona, y que triunfó entre los corredores.  Durante el resto del evento, los organizadores cumplieron con buena nota, aunque yo eché de menos una mejor señalización de los puntos kilométricos (alguno vi pintado en el suelo) y de más algún vehículo particular invadiendo el trazado.
 
Resumiendo, el XXX Medio Maratón de Zamora resultó ser una buena carrera, agradable de correr y sin agobios, pero también sin demasiados atractivos. Recomendada para combinar con turismo y gastronomía.


Perfil muy exagerado
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III. ¿El futuro? Y yo que sé
 
¿Y ahora qué? Pues a la espera de evolución. En carrera pensé que las sensaciones iban a ser peores pero al final salí relativamente contento, así es que renové mis ánimos para seguir peleando. Los dos días posteriores me sentí bien y seguí con mis entrenamientos. Sin embargo según ha avanzado la semana, he sentido la zona de la espalda y la cadera más dolorida. Total que como diría el Cholo, habrá que ir “partido a partido” y seguir sin marcarse ningún plazo ni objetivo. A bote pronto y viendo la evolución, esto no tiene pinta de pasarse pronto, por lo que intentaré seguir con la rutina de los últimos tiempos (a lo mejor añado sesiones de bicicleta) y con la esperanza de que los dolores comiencen en algún momento a menguar y desaparezcan finalmente.
 
Por último anunciaros que no tengo la intención de pasarme por aquí a quejarme, pues penas ya tenemos todos y más importantes que esta. Volveré a escribir cuando tenga algo que contar y espero que sea lo más pronto posible. Gracias pos estar ahí. 
 
¡Hasta la próxima!

El recorrido del XXX Medio Maratón Ciudad de Zamora
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martes, 31 de diciembre de 2013

2013. Cuando el postureo invadió el noble arte del correr

 
Un pináculo con vistas (Milán) www.vistoyvivido.blogspot.com
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0. Postureo 2013
 
¿En que momento pasamos los que corremos de ser unos locos a ser unos admirados deportistas? ¿Por qué ya no somos corredores sino runners? ¿Tiene interés publicar cada entrenamiento en tuiter? ¿Es congruente personalizar los colores de tus zapatillas por un lado y aceptar participar en una carrera llevando la misma camiseta que los restantes 39.999 corredores por el otro? ¿Es necesario subir a la red una foto de tus pies después de salir a correr? ¿Cuántos días quedan para que veamos en televisión un “¿Quién quiere casarse con mi runner” o un “Mira quien corre" o un "Pronadores, supinadores y viceversa"? ¿Tiene sentido escribir sobre las competiciones en las que participas confesando que has corrido? Ahí lo dejo. Ya desarrollaré la idea algún día.


1. Somera introducción

Centrándonos en el tema sobre el que ha de versar esta entrada, decir que ya estoy aquí de nuevo cumpliendo con la tradición e intentando resumir otros doce meses de mi vida que han quedado atrás. Un periodo que en lo tocante a mi faceta corredora empezó fenomenalmente, continuó de forma esplendida y acabó empañándose en los últimos cincuenta días del año. Un tiempo en el que completé un número de maratones como jamás antes había hecho, en el que corrí más kilómetros que nunca (en competición al menos), en el que culminé un proyecto iniciado hace tiempo con la consecución de mi primer ultratrail y también en el que, tras una racha cojonuda, volví a lesionarme.
 
Ladies and gentlemen, mesdames et messieurs, ñoras y ñores, sin más dilación les dejo con mi resumen inrresumible del 2013. ¡Dios les pille confesaos!


2. Tres cantos y un serrucho

El 2013 comenzó en lo atlético como los tres años anteriores. La XVI Vuelta Pedestre a Tres Cantos (15.000 m) fue de nuevo la encargada de inaugurar el contador. Se trata de una carrera agradable aunque ligeramente exigente, bien organizada y con una distancia ideal para ir entrando en materia después del parón navideño y los excesos gastronómicos. Ya con el calentamiento hecho, dos semanas después llegó la primera alegría del ejercicio que ahora se cierra: el I Trail del Serrucho (23.000 m)
 
El Trail del Serrucho, celebrado en Alalpardo, vino a dar color a un mes monótono en cuanto a carreras se refiere en la comunidad madrileña. Veintitrés kilómetros sobre pistas de tierra embarradas, 760 metros de desnivel acumulado y un cupo máximo de trescientos participantes que se cubrió con notable antelación. La prueba fue una autentica gozada, de las que uno echa de menos que no haya más en el calendario. La salida y llegada en la plaza de toros de la localidad, el avituallamiento gourmet de los Chefs de la Paqueterie, la excelente organización del Alalpardo Running Team y, sobre todo, el formidable ambiente que se creó en torno al evento, son razones más que suficientes para recomendar fervientemente la participación en este trail que espero que se consolide y que mantenga el nivel organizativo de la primera edición. 
 
Piazza dei Miracoli (Pisa) www.vistoyvivido.blogspot.com
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3. Cinco medias y un maratón
 
Los seis siguientes domingos podríamos llamarlos en plan peliculero, “Cinco medias y un maratón”. El primero fue el XIV Medio Maratón de Getafe. Ocho veces he participado ya en él, las últimas sin ninguna ilusión y únicamente con la intención de hacer la tirada larga de la semana. La prueba está bien organizada pero el volumen de participantes ya supera lo admisible (desde mi punto de vista) y algunas de las calles por las que transita no dan de sí para absorber al gentío. Para 2014 la carrera anuncia la novedad del cambio de recorrido, que va a pasar a disputarse solo a una vuelta en lugar de las dos que se hacían hasta ahora. Por lo que he podido comprobar parece que no se eliminan los cuellos de botella (p.e. Paseo de la Estación), pero habrá que esperar a conocer como resultan las variaciones introducidas. De momento creo que el de Getafe será un medio maratón en el que no tomaré parte en los próximos años.
 
Mi cuarta prueba del 2013 fue, como la segunda, una inauguración. El I Medio Maratón Ciudad de Plasencia presentó como mayor atractivo el tramo de recorrido a las orillas del río del Jerte (del p.k. 5,000 al 13,500) y la parte que atravesaba el centro histórico (del p.k. 13,500 al 17,000). El principio y el final resultaron carentes de gracia alguna y, sobre todo los últimos cuatro kilómetros, fueron muy duros. A pesar de ello fue la prueba sobre 21.097 metros en la que conseguí mi mejor marca del año (1:35:32). En la organización hubo algunos fallos perdonables al tratarse de una primera edición, pero que deberían ser corregidos en el futuro. Por su ubicación en el calendario se trata de un medio maratón idóneo para aquellos que quieran realizar una última prueba de cara al Maratón de Sevilla. Por lo que he leído y al igual que ocurrirá con el de Getafe, en la edición a disputar en el año entrante el itinerario va a ser sensiblemente diferente. Habrá que estar atentos.
 
Los otros tres eventos que completaron el quinteto fueron el XXIX Medio Maratón Fuencarral – El Pardo, el VIII Medio Maratón de Latina y el VII Medio Maratón de Collado Villalba. El de Fuencarral es desde mi punto de vista, una de las pocas carreras que se celebran en Madrid capital en la que todavía merece la pena tomar parte. Aunque va perdiendo aquel ambiente familiar que tenía cuando era organizada por la AAVV de Fuencarral, sigue contando con un recorrido único que atraviesa la zona del monte de El Pardo. No obstante el boom que está viviendo nuestro deporte, hace que sobre ella también empieza a asomar la sombra de la masificación. El de Latina tiene sus puntos fuertes en el tránsito por la Casa de Campo y en la buena organización, pero por mi parte creo que si encuentro alguna otra opción para la misma fecha la dejaré descansar en el futuro próximo. Por último el de Collado Villalba volvió a estar a una gran altura, con una organización y un ambiente sobresalientes. Como novedad respecto a ediciones precedentes se acortó el tramo que atravesaba la zona del polígono industrial (aunque el itinerario alternativo entre las naves y las vías del tren era pa’ verlo), y se suavizó el temido tránsito por “El Coto” al cambiar el sentido de la marcha. 
 
Después del medio de Fuencarral y antes del de Latina, cayó mi primer maratón del año. Un par de semanas antes había leído en el foro de www.elatleta.com un hilo iniciado por Hoffman que decía así: Se convoca a cientouneros y aspirantes a cientouneros de la Comunidad de Madrid, tapieros, streak runers, coleccionistas de maratones, bufats Valencianos de segundo jueves de mes, desvirgadores de eventos, y a todo aquel que le apetezca pasar una mañana agradable junto a otros compañeros de caminos. El objetivo es correr en grupo neutralizado una maratón por terrenos semejantes a los que nos encontraremos todos los que vayamos a participar en la próxima edición de los 101 de Ronda con. El no estar apuntado a Ronda no es una cuestión excluyente y por supuesto están invitados todos aquellos a quienes les apetezca venir.” Dada mi naturaleza facilona no me pude resistir y me apunté a tan curiosa iniciativa.
 
El I Maratón Ciudad de Cobeña resultó ser una experiencia muy enriquecedora. Fuimos alrededor de una quincena de corredores de lo más heterogéneo los que allí nos dimos cita y pasamos una mañana formidable. A lo largo del recorrido que unió las localidades de Cobeña, Daganzo, Algete y Belvis del Jarama y que discurrió por vías pecuarias, tuvimos la oportunidad de entablar conversación y compartir vivencias correriles, sin otro objetivo que echar la mañana haciendo un entrenamiento largo en compañía. La más pura esencia del “Correr x Correr = Correr2”. Tan contentos acabamos que pedimos a Hoffman que diera continuidad a la iniciativa. Pues bien, para el 2014 ya hay nueva convocatoria ampliada a 40 plazas que fueron cubiertas a los pocos días de anunciarse. Yo soy de los que conseguí dorsal y os aseguro que si me recupero a tiempo de la lesión, está será una de mis citas ineludibles para el año que viene.
 
Vista desde San Dominico (Siena) www.vistoyvivido.blogspot.com 
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4. Entre maratones (Parte I)
 
Finalizada la serie de las “Cinco medias y un maratón”, llegó un fin de semana de descanso antes de encarar el XXXIV Marató de Barcelona. Con un gran desarrollo en los últimos años, muy bien organizado, recorrido muy céntrico y bastante llano, mucha animación en las calles, gran número de corredores y amplia variedad de nacionalidades entre los participantes, el catalán es seguramente el mejor maratón “grande” de los que se celebran en toda España. La lástima es que no lo disfruté como debería haberlo hecho. No me digáis por qué pero aquel día mi cuerpo y mi mente no estaban por la labor. Quizás influyó que el día fue lluvioso, el que mi hijo estuviera con fiebre alta la noche previa, el cansancio de la caminata turística del día anterior y alguna otra cuestión que se me escapa. El caso es que nunca entré en carrera, no encontré el ritmo y no me lo pasé bien. Acabé sufriendo como un capullo (eché a andar cerca del último kilómetro durante unos cientos de metros) en 3:57:27. Como esta carrera merece la pena ser disfrutada, el buscar “venganza” es una excusa perfecta para volver a correrla. Espero que sea este próximo año.
 
Después de Barcelona, le tocó el turno a Santa María de Benquerencia donde participé en el XXX Medio Maratón de Toledo. 21.097 metros poco atractivos y sin ninguna animación, aunque los cambios introducidos en esta edición mejoraron sin lugar a dudas la carrera. A destacar las numerosas competiciones de categorías inferiores que se celebraron previamente en la pista de atletismo. Con este medio maratón, el sexto del año, cerré un primer trimestre de 2013 muy productivo.
 
El XI Cross Alpino Cebrereño supuso mi vuelta a las carreras de montaña después de casi cinco meses de alejamiento. Sus 20.300 metros de longitud fueron duros, variados, divertidos y corribles en aproximadamente un 85% (si tenías fuerzas suficientes para ello). Hubo que cruzar corrientes de agua, dar buena cuenta de estrechos senderos zigzagueantes, superar zonas de grandes rocas con superficie lisa y resbaladiza y negociar descensos con cierto grado de dificultad técnica en los que si tenías soltura y le echabas un poquito de valor podías ganar bastante tiempo al crono. En un entorno de gran belleza que durante el verano sería pasto de las llamas, la prueba estuvo muy bien organizada y contó con la implicación de buena parte de los habitantes de la localidad. Aunque me la tomé con cierta tranquilidad, el regreso a la montaña me dejó un buen dolor de piernas durante algunos días, pero me reafirmó en que mi futuro correril pasa por seguir adentrándome en este tipo de terreno.
 
Il Ponte Vecchio (Florencia) www.vistoyvivido.blogspot.com
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5. Entre maratones (Parte II)
 
Antes de encarar mi tercer maratón del ejercicio, sumé dos nuevos medios maratones a la cuenta. El XXXV Medio Maratón Popular de Coslada y el XXX Medio Maratón Popular de Medina del Campo resultaron ser carreras gemelas. Ambas estrenaban nuevo trazado, ambos eran a dos vueltas, ambos con visita a polígonos industriales y ambos bastante tediosos. Al vallisoletano le salvaba el paso y el final en la Plaza Mayor de la Hispanidad. Al madrileño ni eso. El caso es que las dos cumplieron su cometido que no era otro que el de entretenerme y afinar mi puesta a punto para el Rock’n Roll Madrid Marathon 2013.
 
Y llegó Madrid, y con él una cierta desilusión. Ya no siento por este maratón lo que experimentaba años atrás. Ni de lejos. Antes lo esperaba con impaciencia, cargado de ilusión, con nervios. Ahora ya no. Posiblemente, como cantaba “la más grande” se nos rompió el amor de tanto usarlo. Sin duda alguna en esta situación también ha influido la nueva organización Made in USA y la deriva que se le está dando al Rock’n Roll Madrid Marathon. Si no era de recibo que junto a la distancia de Filípides se celebrará simultáneamente un diez mil, en esta edición se rizó el rizo y se añadió además un medio maratón. El resultado fue una masificación de la prueba que duró hasta el momento en el que los maratonianos fuimos separados de los mediomaratonianos (allá por el p.k. 19,000). Sé que pedir a los organizadores que no vuelvan a repetir la experiencia cuando el incremento en la recaudación fue  seguramente cuantioso, será poco menos que clamar en el desierto, pero si esto sigue así con el menda que no cuenten en próximas ediciones. En cuanto al desparrame del tema del ropero no voy a entrar porque no es el momento, pero fue para “enmarcar”. Cuestiones como estas hacen que el maratón barcelonés supere con creces al madrileño en prácticamente todos los aspectos.
 
Yendo a la parcela meramente deportiva, en una mañana marcada por el frío (que tan mal llevo), mi resultado fue bueno. Llegaba bien de forma y en general fui bien durante toda la carrera. Finalicé en un tiempo de 3:50:51, prácticamente siete minutos menos que en Barcelona, y mantuve un ritmo constante durante toda la prueba como demuestran los 1:55:47 empleados en completar el primer medio maratón y los 1:55:04 gastados en el segundo. Lo peor de todo vino en los últimos metros y, sobre todo, al cruzar la línea. La subida de la C/ Alcalá me había dejado muy tocado y por el Paseo de Coches iba un poco mareado. Pasada la pancarta de meta, ya camino del avituallamiento, el viento empezó a soplar y sentí mucho frío, tanto que empecé a tiritar y mis dientes a castañear. Medio grogui me salté el avituallamiento final y me fui directamente a buscar la ropa al camión-ropero. No volví a ser persona hasta que llegué a mi casa, me duche con agua caliente y comí algo. Gajes del oficio.
 
Con el Rock’n Roll Madrid Marathon 2013 culminaba un primer cuatrimestre de órdago a la grande. Tres maratones, ocho medios maratones y dos competiciones más por encima de los veinte kilómetros. Estaba muy bien, pero era hora de levantar un poco el pie para afrontar con fuerzas y ganas la segunda parte de la temporada, aquella que me devolvería a las carreras por el monte.
 
Señal tuneada (Florencia) www.vistoyvivido.blogspot.com
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6. Antes del anochecer
 
Prácticamente un mes después volví a la competición con el I Medio Maratón del Atardecer. Esta prueba se celebró en San Sebastian de los Reyes y se encuadró dentro de un evento en el que también se incluían los 10 Km Puesta de Sol en Dehesa Boyal, el K43 Maratón del Anochecer y el VI Ekiden Sanse. La organización contaba con la colaboración del Club Ñ Ultrafondo y aquello tenía un olorcillo que, salvando las distancias, recordaba al añorado y desaparecido Maratón Nocturno de Valtiendas. Si se compara con aquel, esta nueva aventura no podía salir muy bien parada pues ni el entorno ni el ambiente eran los mismos. No obstante, sin tener en cuenta la referencia de Valtiendas, si la iniciativa tiene continuidad y se pule en próximas ediciones, la idea creo que es buena y muy de agradecer. Si se admiten sugerencias, yo eliminaría la prueba más corta y modificaría el recorrido de las restantes eliminando la zona urbana y haciéndolo íntegramente “campestre” (el paso por la Dehesa Boyal fue lo mejor con diferencia). En lo que fue mi experiencia personal en la distancia del medio maratón, lo pasé rematadamente mal. Llegaba con un constipado que me había afectado a los bronquios, de manera que en las numerosas cuestas del recorrido el aire apenas entraba en mis pulmones y me asfixiaba. Fue de las veces que más cerca he estado de abandonar en mi vida de corredor popular. Acabé muy malamente en 1:53:37.
 
Ocho dias después, el primer domingo de junio, 120 corredores nos dimos cita en la pequeña localidad abulense de Sotalbo para dar cuenta de la III Carrera de Montaña “Pico Zapatero” (21.900 metros de longitud y 2.226 metros de desnivel acumulado). Prueba muy exigente, tenía su mayor dificultad en el interminable ascenso al pico que la daba nombre (2.160 m.) y, sobre todo, en la técnica “trepadita” que había que hacer para poder llegar a la cumbre. Desde allí quedaban más de doce kilómetros primero de un descenso que no permitía relajación ni descanso alguno y después de un terreno rompepiernas por paisajes de gran belleza. Para que os hagáis una idea del grado de exigencia, finalicé en el puesto 68 con un tiempo de 2:49:50. Variada, divertida y con una organización muy cuidada y volcada en el participante, es una carrera muy recomendable.
 
La siguiente también fue de montaña pero bastante más llevadera. El IV Medio Maratón de Montaña “Montes de Toledo” era mi tercera visita consecutiva a esta prueba y fue una gran alegría pues por fin conseguí “dominarla”. Hace dos años pagué la novatada y llegué exhausto y vencido a la meta. En el pasado, aunque mejoré, los últimos kilómetros se me atragantaron y me caí con todo el equipo (literalmente) llegando nuevamente entregado al tramo final. Pero a la tercera fue la vencida. Con la novedad de correr entre la niebla que se agarraba a la montaña, pude acabar bastante entero, disfrutando y consiguiendo con holgura la mejor marca de mis tres participaciones. Objetivo cumplido.
 
Entre la prueba de Toledo y la siguiente, transcurrieron más de treinta días. De esos treinta, diez estuve sin correr para descansar y encarar con ánimos y fuerzas renovadas la que sería la parte más intensa del año. La reentré fue por todo lo alto pues no se me ocurrió otra cosa que alistarme al III K30 de Peñalara, quitando la Madrid-Segovia, la carrera más dura a la que me he enfrentado en los últimos doce meses. 22.500 metros de longitud con un desnivel acumulado de 3.170 metros ¡casi ná pa’mi!
 
Camí de Cavalls (Menorca) www.vistoyvivido.blogspot.com 
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7. Volver a basconear
 
Lo que fue el K30 Peñalara se puede resumir en muy poquitas palabras. Se salía en continua ascensión desde la Granja de San Ildefonso camino de Peñalara donde después de hacer cumbre, se descendía hasta volver al punto de partido ¿Fácil no? ¡Y un jamón! Los primeros diez kilómetros tenían cuestas duras, muy duras, pero mal que bien se sacaban adelante. El punto álgido llegó cuando alcanzamos la base de Peñalara. Desde allí miré hacia arriba y ví con estupefacción que hasta donde la vista alcanzaba había que ascender en una interminable línea recta sobre un canchal. Para que os hagáis una idea de lo que sentí en aquel momento quizás un “se me cayeron lo huevos al suelo” sea lo más descriptivo. Ha sido lo más impresionante a lo que me he enfrentado hasta el momento en mi experiencia corremontañera. Una vez coronado (¡porque lo conseguí una vez recogidos los huevos!) el descenso también tenía su complejidad técnica y su dureza. En fin, que me fui hasta los 3:47:26 y acabé cascao, cascao. En cualquier caso y más allá de lo mencionado, el III K30 Peñalara fue una prueba para disfrutar de bonitos y variados paisajes, atravesar inmensos pinares, sumergirse en bosques de helechos, saltar riachuelos, serpentear por estrechos senderos o salvar grandes troncos caídos y atravesados en el camino. Y todo ello con un gran ambiente de compañerismo entre los participantes y una muy buena organización. Una gozada de carrera.
 
Antes de acumular kilómetros en las piernas de cara a la Madrid-Segovia en el XII Maratón Río Boedo, disfruté un año más del Trofeo de San Lorenzo, un clásico madrileño al que trato de asistir siempre que puedo. En esta edición le volvieron a mutilar parte del recorrido, pero aún así siguió siendo una carrera especial para mí. ¡Que dure muchos años!
 
En Báscones de Ojeda renové mis votos boedianos, hechos por primera vez en 2010. Para quien no lo conozca decir que el maratón de Río Boedo viene definido por tres cuestiones fundamentales. La primera la organización familiar y entrañable de Gabriel y Cia, difícil de entender hasta que no se ve de cerca. La segunda el fuerte calor que endurece sobremanera la prueba. La tercera el ambiente que se crea entre participantes, organizadores y habitantes del lugar. La conjunción de los tres aspectos señalados convierte a esta carrera en un maratón sin igual en todo el territorio nacional y en una experiencia única para aquellos amantes del correr en “estado puro”. En lo estrictamente deportivo, con la lección aprendida de mi anterior participación, supe regular y afrontar mejor el reto, finalizando en mejores condiciones que tres años atrás y con un tiempo trece minutos más rápido que en aquel entonces (3:57:33).
Paisaje (Palencia) www.vistoyvivido.blogspot.com
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8. Vente pa’ Segovia, Pepe
 
Tras unos días de vacaciones por Menorca en los que me dí una buena zurra de kilómetros por el Camí de Cavalls, llegó la XXVII Carrera de Montaña “Las Dehesas”. Esta se ha convertido en fija en mi calendario pues siendo exigente no es demasiado dura, teniendo cierta complejidad tampoco es muy técnica y además presenta una amplia variedad de paisajes, terrenos y “escollos” que la hacen muy entretenida. Si a esto le unimos una muy buena labor de los organizadores, se obtiene un evento muy completo y ciertamente recomendable. Mi tercera participación consecutiva en ella fue la mejor hasta el momento, logrando completar los 22.200 m de longitud y los 1.300 m de desnivel acumulado en 2:51:39, casi cuatro minutos menos que en 2011 y cinco más rápido que en 2012. Para lo que es mi nivel, estaba en buena forma, una gran noticia para afrontar el mayor reto de 2013: la IV Madrid- Segovia por el Camino de Santiago (101,8 km)
 
A pesar de que el tiempo transcurrido me ha ayudado a digerir el montón de sensaciones que supuso la Madrid-Segovia, se me sigue haciendo difícil traducir a palabras todo aquello que sucedió. Solo puedo decir que fue una experiencia única, diferente a todas las vividas hasta ahora en mi vida de corredor popular. Pasé por momentos muy buenos, buenos, regulares, malos y muy malos, sufrí y disfruté, pensé que no acabaría y estuve convencido de que podría con eso y con más, dije que era la última vez que me enfrentaba a una prueba de ese estilo y pensé que sería la primera de muchas que estarían por llegar,… ¡Yo que sé!  Posiblemente lo más duro para mí no fue ni la distancia ni el perfil del itinerario, que también, sino el calor que sufrimos durante las horas centrales del día. A pleno sol, sin una puñetera sombra, la temperatura superaba los 30º C. Por más que bebía, la boca estaba otra vez seca a los pocos minutos (a veces segundos) y la sensación de sed era continua. Con la llegada de la tarde todo cambió. Los rigores del calor desaparecieron, las fuerzas se renovaron y la proximidad a la meta me insufló una dosis extra de ánimos. Llegar a la meta bajo el acueducto después de dejar atrás 101.800 metros, me produjo una satisfacción diferente pero quizás comparable a la de aquel primer maratón, una satisfacción que a día de hoy todavía me dura. La marca, aunque fue lo de menos, también resultó mejor de lo a priori esperado: 14h 15 min 09 seg.
 
No me gustaría olvidarme de mencionar los efectos poscarrera. Perdí alrededor de seis kilos pero increíblemente no tuve ni un dolor (más allá del que tenía previamente en la espalda), ni una rozadura, ni una agujeta. Lo que si sufrí los dos días siguientes fue una sensación de cansancio físico muy grande, que luego, con el paso del tiempo, se convirtió en una “fatiga interior” que se extendió durante más tiempo y que notaba en cuanto hacía algún pequeño esfuerzo (p.e. al salir a correr).
 
En otro orden de cosas, este ultratrail supuso completar el plan trienal que había diseñado y que supuso en 2011 iniciarme en las carreras de montaña, en 2012 completar un maratón de montaña y, por último, en 2013 superar una prueba de ultrafondo de más de una centena de kilómetros. ¡Conseguido!

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9. Los restos del año

Después de la Madrid-Segovia, todavía tuve tiempo de completar un ramillete de buenas competiciones, pero todas quedaron bajo la sombra alargada de la aventura madrileñosegoviana. El TrailGredos 2013 tenía salida y llegada en la localidad abulense de El Barco de Ávila. La distancia anunciada era de 25,4 km pero por una pequeña perdida me fui a los 28,0 km, con un desnivel acumulado de aproximadamente 3.470 metros. Apenas presentó ninguna dificultad técnica (más allá de un par de bajadas por cortafuegos), pero hay que tener presente que la distancia y el desnivel ya la hacían suficientemente exigente. Para tratarse de una primera edición, la organización cumplió dando un exquisito trato a los participantes, con el borrón de la insuficiente señalización en alguno de los puntos.

Una semana más tarde volvía a Ávila pero esta vez a la capital, para dar buena cuenta del Medio Maratón de Ávila Monumental 2013. Es este un nuevo proyecto que ha sustituido al tradicional medio maratón que se venía celebrando en los últimos tiempos y que tiene como seña de identidad el transitar junto a la mayoría de los lugares, edificios y monumentos que componen el patrimonio histórico abulense. Creo que acertadamente han tomado como modelo lo que desde hace algunos años se lleva haciendo con éxito en el Medio Maratón de Segovia, y lo han trasladado a la recién nacida MMAM: muy buena organización, genial trato a los corredores y promoción del turismo y de la hostelería del lugar (p.e. menú especial para los participantes y acompañantes en muchos restaurantes de la ciudad). Lo que les queda por conseguir es el apoyo en las calles y la implicación de los habitantes de la ciudad. ¡A ver si lo consiguen el año que viene!

La Montaña Solidaria 2013 y el III Medio Maratón Ciudad de Cuenca ya me eran conocidas pues las había completado en 2012. Bueno, esto no es del todo cierto en el caso de la Montaña Solidaria, pues en el ejercicio anterior había participado en la distancia larga (42.000 metros) y esta vez lo hice en la corta (20.000 metros). La segunda fue un extracto de la primera, un corta-pega en el que se unían los primeros once mil metros y los nueve mil últimos de la primera. De cualquier modo ambas modalidades son una muy buen opción para iniciarse en las carreras de montaña. Lo de volver a Cuenca tenía como principal finalidad disfrutar de correr por el entorno natural de la Hoz del Júcar. Con un día otoñal en el que el sol brilló a ratos, la gama de colores de las hojas de los árboles puso la guinda a un cuadro espectacular. 

Y el 10 de noviembre tuvo lugar la que a la postre sería la última carrera del año. Fue en una nueva visita a Ávila, concretamente a la localidad de La Adrada para participar en la III Carrera de Montaña Villa de La Adrada (20.500 metros). A pesar de que llegaba con cierta tristeza pues había asumido que después de ella tendría que parar (la espalda ya no aguantaba más), disfruté como un niño y me convencí de que correr por montaña puede ser aún más bonito en otoño que en verano. La amplia paleta de colores otoñales que ofrecían los castaños, robles y pinos y el magnífico entorno natural del valle del Tietar resultaron ser un esplendido escenario para mi última función del 2013. La carrera tuvo un itinerario y un perfil bastante sencillos (en líneas generales, 10.000 metros para arriba primero y otros 10.000 para abajo después), aunque algunos tramos del descenso tenían su intríngulis. Los avituallamientos fueron muy completos, las señalización muy buena y la labor de los voluntarios avisando con su presencia de los puntos complicados formidable. Además el ambiente fue estupendo y la implicación de los lugareños máxima. Un perfecto colofón para la temporada.

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10. La lesión contraataca

Y llegamos al “momento lesión”. Para poner en antecedentes e intentar explicar la dolencia que me tiene en el dique seco, hay que remontarse a 2006. Entonces me diagnosticaron (copio literalmente) “protrusiones discales L2-L3, L3-L4 y L4-L5 con compromisos de recesos laterales de forma bilateral” y el médico me recomendó que me mantuviera delgado, que dejara de correr o, que si no podía, al menos lo hiciera de forma moderada y que nadara. Lo primero lo he cumplido a rajatabla en este tiempo, lo tercero lo hice durante un par de años pero al final la falta de tiempo me hizo desistir y de lo segundo mejor no os cuento. Desde entonces las molestias en la espalda se han ido repitiendo, sobre todo en la zona lumbar, pero parando unos días se han ido sobrellevando y pasando.

En esta ocasión los primeros avisos comenzaron a principios de septiembre, durante los últimos días de mi estancia en Menorca donde estuve dando cuenta a la carrera de algunos tramos del Camí de Cavalls. Ya de vuelta a Madrid, en la Carrera de Montaña "las Dehesas" el dolor fue a más, sobre todo en los apoyos de los descensos y en las caídas de los saltos. Inicialmente lo localizaba en la parte baja de la espalda a la derecha, justo en la frontera donde comienza el glúteo. En la Madrid-Segovia apenas molestó pero a partir de entonces el dolor fue incrementándose paulatinamente. Debería haber parado, lo sé, pero no lo hice. El caso es que la cosa tenía su trampa. En mi vida civil cada vez iba a peor. El dolor ya bajaba por la nalga derecha y llegaba a la parte delantera del muslo, de manera que andaba con una ligera cojera. Sin embargo cuando corría la dolencia era soportable y se mantenía más o menos estable. Así seguí entrenando y compitiendo, hasta que a principios de noviembre la cosa pasó a mayores: el dolor alcanzaba todo el glúteo, el muslo y el pubis y de vez en cuando daba como una especie de calambrazo que recorría casi toda la pierna. El 11 de noviembre, tras la disputa del III Carrera de Montaña Villa de la Adrada no tuve ya más remedio que parar de correr y ponerrme en manos de los médicos.

Durante las tres semanas que transcurrieron entre ir al médico, hacerme la resonancia magnética y esperar los resultados, estuve completamente parado. Cero deporte. Más quieto que un gato de escayola. Los calambres desaparecieron, el dolor fue menguando y llegó casi a desaparecer, quedando solo un pequeño runrun. Los resultados de la resonancia anunciaron de forma rimbombante los siguiente:

Acentuación de la lordosis lumbar fisiológica. Pedículos cortos de forma congénita de tamaño que conducto raquídeo se encuentra en límite bajo de la normalidad en cuanto su tamaño. Protrusiones discales en los diferentes espacios intersomáticos lumbares, de tal forma que adquieren un componente algo más acusado dorso central en los dos últimos segmentos lumbares. Sin embargo solo se observa una disminución de las porciones inferiores de los agujeros de conjunción de forma bilateral y simétrica de los diferentes espacios intersomáticos debido a las alteraciones referidas.
CONCLUSION: se observan discretas alteraciones degenerativas en articulaciones interapofisarias y pequeñas protrusiones discales en los diferentes segmentos lumbares, según se describe.

Bien, lo primero aclarar que el médico que firmaba el informe no era Ozores (sino hubiera acabado con un “¡De todos lo españoles!” o un “¡No hija, no!”). Dicho esto el doctor/traductor me explicó que lo que venía a decir el resultado era que, además de las protrusiones ya conocidas, lo que me pasa es que tengo el conducto por donde pasa la medula espinal muy estrecho. Eso es congénito y no tiene solución. Y digo yo, si es congénito ¿también lo tendría hace siete años cuando me vieron las protrusiones, no? Bueno a lo que íbamos ¿Cuál era el tratamiento? Pues la única medida paliativa pasa por fortalecer la espalda y las abdominales y esperar que el dolor desaparezca.

Total, que en esas ando ahora. Voy a la piscina a pegarme con el agua durante una hora tres veces por semana, visito el gimnasio para hacer pesas con regularidad y estoy saliendo a correr entre 30 y 35 minutos dos o tres veces por semana. Esto último es de mi cosecha, y es que me niego a dejarlo completamente. Las molestias siguen ahí pero cuando parece que van a más espacio mis cortas salidas a trotar. No veo mucha mejora en la lesión pero de momento sigo animado pensando que tarde o temprano pasará. 

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11. El señor de las cifras
 
Las cifras más reseñables de 2013 son las siguientes:
 
- 27 competiciones y 725.274 metros recorridos (en competición). El parón del último mes y medio me ha impedido alcanzar el número de carreras de los dos ejercicios precedentes (31), pero no batir de nuevo mi plusmarca personal de distancia en competición. Aquí he vuelto a aplicar la doctrina Bubka de batirla por muy poco. En 2013 han sido 725.274 metros por los 677.732 metros del 2012.  Si con menos carreras he conseguido más metros la conclusión que se extrae es muy sencilla: he participado en pruebas más largas. Perfecto, porque ese era uno de mis objetivos.
 
- 4 maratones y 14 medios maratones (3 de montaña). Nunca antes había alcanzado a completar 4 maratones en un plazo de 365 días. Además hay que tener en cuenta que los concentré en los primeros ocho meses del año. Quedó en el tintero el de Málaga (diciembre), para el que ya estaba todo cuadrado y no pudo ser. Pero será algún día.  En cuanto a lo medios maratones, venía de los 23 del año pasado así es que la diferencia a la baja es considerable. De cualquier forma cuando pueda volver a correr quiero que esa siga siendo la tendencia. Ya conozco muchos de los medios maratones que se celebran a 250 kilómetros a la redonda de Madrid, así es que salvo novedades o alguno en el que quiera repetir, mis incursiones en esta distancia sobre trazados urbanos deberían ir a la baja.
 
- 12 carreras fuera de Madrid (13 si contamos la Madrid-Segovia), solo un 44,4% del total. Pocas me parecen. De las doce salidas, cinco han sido a la provincia de Ávila y cuatro de ellas para correr por montaña. En este ámbito solo he sumado Barcelona como nueva provincia al proyecto “Un país en mi mochila”. Con ella ya son 27 las provincias españolas en las que he participado en al menos una carrera.
 
- 140 euros sumados al proyecto “Un euro cada cinco kilómetros”, curiosamente los mismos que en 2011 y 2012. Con ellos ya son 420 eur los acumulados en los tres años que tiene de vida la idea.
 
- 1 ultratrail. Mi debut, con una distancia superior a los 100 kilómetros. Me daba con un canto en los dientes si pudiera hacer uno cada año a partir de ahora.
 
- 11 carreras de trail o de montaña (40,7% del total), todas por encima de la veintena de kilómetros. La cifra dobla en número a la del año pasado. Espero seguir consolidando la tendencia.

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12. Regreso al futuro

Descuartizado el 2013, vamos a mirar al futuro próximo. ¿Qué queréis que os diga respecto al 2014? Pues a decir verdad que no tengo ni puñetera idea de cómo va a resultar. El estar prácticamente parado en lo que a correr se refiere y, sobre todo, no saber (ni siquiera intuir) en qué plazo estaré otra vez en condiciones de hacerlo, me impiden hacer cualquier previsión o plantearme cualquier objetivo. Confluye además una segunda circunstancia que tocará resolver cuando vuelva a correr y que me inquieta un poco. Se resume en un ¿y ahora que?

M’explico. Hace bastante tiempo que empecé a correr. Los primeros años poco, por el parque, sin regularidad y sin apuntarme a ninguna competición. Al cabo del tiempo me animaron a hacerlo con dorsal, debutando en 1.999 en una media y dos meses después en un maratón. A partir de ahí fui participando en las clásicas madrileñas y descubriendo algunas otras, pero siempre con cierta mesura. En 2008 me dio por empezar a coleccionar medios maratones a cascoporro por la geografía nacional. Finalmente tres años atrás me propuse iniciarme en montaña primero, completar un maratón dentro de esa modalidad después y, por último, dar buena cuenta de una prueba de 100 kilómetros. Muy bien, pues ahora todo eso está cumplido y el círculo cerrado.

¿Cómo abrir de nuevo el círculo? Difícil. Hombre, creo que si la lesión se alargara y llegara a obtener un nivel de natación que me permitiera avanzar en el agua una distancia razonable sin ahogarme, podría abrirse la puerta a un triatlón, pero lo veo jodido. La otra alternativa que considero más factible es reforzar la parte más nueva del círculo, es decir seguir progresando en pruebas de montaña y en ultratrails.  Ya veremos. De momento las prioridades son las de todos los años: no lesionarme (en este caso, dejarla atrás) y tener ganar de correr. Con esos dos pilares bien asentados ya estaría más que contento.

En cuanto al blog, la predicción que hice ahora hace un año se ha cumplido a rajatabla. La producción de entradas sigue a la baja. La verdad es que cada vez me cuesta más escribir. Siento que me repito una y otra vez, que no tengo la frescura de antes, que muchas cosas no interesan, que esto va hacia abajo. Y lo más importante, muchas veces no me divierto haciéndolo. Si tuviera vergüenza torera a lo mejor era el momento de dejarlo. Sin embargo siempre pienso que remontará o que puedo mantenerlo ahí aletargado a la espera de que vayan surgiendo cosas que considere que pueden tener cierto interés.  Como contrapartida mi actividad en twitter va en aumento. Es más dinámico, rápido y no tienes espacio para soltar un ladrillo. ¡Y me siguen 16 personas! Tanto a ellos como a los 57 seguidores de este blog y a todos los que pasáis por aquí bien sea dejando un comentario o leyendo alguna entrada, mi agradecimiento y mi reconocimiento porque… ¡lo vuestro tiene mucho mérito! J

Por último y como también es tradición en este balance anual, voy a hacer referencia al mundo que nos rodea. Si os acordáis, a finales del 2012 nos dijeron que el 2013 iba a ser muy jodido y que en el 2014 llegaría la recuperación. Bien, lo de 2013  se ha podido constatar que era cierto, pero es que también era la parte fácil de cumplir de la promesa. Ahora empieza el 2014. Existe la posibilidad de que las cifras mejoren durante este nuevo año (no hay mal que cien años dure), pero para que esa mejora se traslade a la mayoría de los ciudadanos me temo que aún queda muuuucho tiempo (y no sé si tanto aguante). Yo, supongo que como la mayoría de vosotros, a estas alturas ya no creo nada, pero aún así habrá que encarar el futuro con optimismo más que nada porque hacerlo de otra forma sería igual o peor.

Bueno, no os doy más la brasa. Que tengáis un buen 2014. ¡Sed lo felices que podáis u os dejen!

El Heredero y yo, otro año más (Menorca)
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Epílogo: Ya he dicho en más de una ocasión que esta "entradabalanceanualista" tiene su inspiración en los “Informe Semanal” resumen del año que yo veía de pequeño en televisión. Este programa sigue estando en la parrilla televisiva, aunque más abandonado que nunca y arrinconado en un horario intempestivo. Mi agradecimiento a quienes lo hicieron grande y mi desprecio a los que están dejándolo agonizar sin querer/poder reflotarlo o sin tener el valor de cargárselo definitivamente con un mínimo de diginidad.

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